A base de sollozos has temido
que escape de tus manos la fragancia
de tu alma que creyó que en la sustancia
habría lejanía del olvido.
¿Por qué se está muriendo en tu latido
el árbol del amor y la abundancia?
¿Por qué, querido amigo, en la flagrancia
de verte dolorido tú has caído?
Observa las esquirlas que te nombran,
que están reconociendo tus temores
y que a tu piel inflaman y la escombran.
Recuerda que el dolor de los dolores
se escapa de reflejos que se sombran
para alcanzar lo eterno en muertas flores.
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