Una casa blanca en mis pupilas hacen mis ojos,
en sus adentros mil portales me conducen
a los pasos renegados
de los labios del tiempo.
Veo las sonrisas de las puertas
derritiéndose en mis manos,
cada una de ellas lleva en silencio
mis andanzas,
andanzas caídas y elevadas
por el rayo del anhelo.
Aún siento el eco de la madera en mi alma,
resuena con estrépitos y languidece
al encenderme en llamaradas volátiles,
llamaradas de ilusiones,
quiméricas llamaradas
que inviernan a mis ojos,
haciendo que el rocío
fluya por el cauce de mis mejillas
hasta el mar de mis labios.
BIENVENIDOS SEAN LOS COMENTARIOS, CONTRAPUNTOS Y SUGERENCIAS. POR TU ATENCIÓN, GRACIAS
Magistral sensibilidad para plasmar en cada verso, los matices de tu creatividad. Inspiras una dulce nostalgia, un viaje introspectivo a una paralela realidad.
ResponderEliminar¡Muchas gracias por compartir!
Agradezco tus palabras, estimada Luz Elena. Un abrazo
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