Las ramas del verdor se han alejado,
crepitan con el paso del recuerdo,
nostalgia en las alturas se ha instalado
y al árbol brinda un ciego desacuerdo.
Raíces mueren, campo envenenado
por celos que nacieron como cuerdo,
mas en camino el cielo se ha dañado
por el sentir tan pérfido y tan lerdo.
El viento no conoce del futuro,
desviste sus andanzas en presencia
de ramas y raíces en lo oscuro,
teniendo en sus adentros la advertencia
del fruto que se cae de maduro,
por ir vagando en ego con frecuencia.
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