(Diálogo entre un pícaro Abel y la bella Rita que no cae rendida ante simples halagos)
A—Señora mía siento su bondad.
R—Y es porque tengo al frente el fiel reflejo.
A—No diga más, me pongo tan bermejo...
R—Descuide, que le digo la verdad.
A—Señora, hoy resalto su beldad.
R—Ya sé porqué ha quedado tan perplejo.
A—Estoy tan sorprendido y no me quejo.
R—Por favor tenga un poco de piedad.
A—Lamento mi obsesión por su belleza.
R—Señor, me está colmando la paciencia.
A—Lo veo en su mirada tan ardiente.
R—Me iré si sigue, tenga la certeza.
A—Callado estoy, me basta su presencia.
R—¡Cállese ya, señor, es insolente!
Foto: Obra “Clausura del amor” en el Teatro de la Alianza Francesa(Lima, Perú)
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