Llena en esta bella hora
va la luna, va la luna
y como ella ninguna
la noche parda atesora.
Ella con su luz decora
campos, montañas, praderas,
mares, ríos y riberas;
y hace un claro entre lo oscuro,
un claro sobre lo impuro
despertando primaveras.
Es la luna, bella anciana,
del tiempo sólo un reflejo,
es del hombre algún espejo
por donde la fuente emana.
Es el cobijo de lana
que a la noche siempre abriga,
es la luz que no castiga
aunque tenga mil condenas
el hombre sobre las penas
que a su corazón fustiga.
Amoríos de la luna
se han contado en nuestra historia
y quedará en la memoria
que nunca fue inoportuna.
Ella y la diosa Fortuna
se dirigen a la fuente
y al paso dejan simiente
en el cielo vespertino;
todo amor y todo sino
ya está escrito en nuestra mente.
Es la luna, bella anciana,
del tiempo sólo un reflejo,
es del hombre algún espejo
por donde la fuente emana.
Es el cobijo de lana
que a la noche siempre abriga,
es la luz que no castiga
aunque tenga mil condenas
el hombre sobre las penas
que a su corazón fustiga.
Amoríos de la luna
se han contado en nuestra historia
y quedará en la memoria
que nunca fue inoportuna.
Ella y la diosa Fortuna
se dirigen a la fuente
y al paso dejan simiente
en el cielo vespertino;
todo amor y todo sino
ya está escrito en nuestra mente.
La luna, ¡oh, la luna! espejo del tiempo que navega sobre el tiempo en eternidades. Sólo es una viajera anciana en busca de algún incendio que la haga retornar a si misma. Fuego crepitante, cenizas vivas que hacen mundos en los nacientes ojos del universo. Ella, amante de la noche, rutinaria amante de la noche, muere al despertar y despierta al morir.
BIENVENIDOS SEAN LOS COMENTARIOS, CONTRAPUNTOS Y SUGERENCIAS. POR TU ATENCIÓN, GRACIAS
Como siempe un placer escucharte en tan fascinantes letras.
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