EN SUS ORILLAS



No pedía
Entregarse a los brazos del fuego
y sentir el calor de las brasas
como estando en un beso eterno.

No pedía
la muerte breve del abrazo inconcluso,
los suspiros de la agonía.

No pedía
estallido de fuegos artificiales,
montañas rusas
ni acrobacias amorosas.

Pedía
una orilla donde descansar el alma,
una balsa
para mecer su mente
hasta olvidarse de sí,
un río
que la lleve lento a otra costa...

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