AMADA MÍA



Saben mis manos abrazar el fuego
de tus caderas al pintar tu piel
con la mirada en intenso ruego

y desvestir las olas de hidromiel
que en ti penetran en céfiro vuelo
para confluir en tu marea fiel.

sólo los rayos dignos de tu cielo
rayos de sol que se internan en ti
pueden lucir con fiero frenesí
tu más ansiado y elevado anhelo.

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