Bajo el dominio del poder mundial
el ojo del infierno subyugante
lacera el alma con temor constante
hasta llevarla a un ciclo epidemial.
«Novus ordo seclorum» infernal
que tiene mil infiernos más que Dante
en su cúpula aciaga, dominante,
para encender las mentes con el mal.
Elevan con sus hilos a quien pide
una dosis de fama o de fortuna
hasta tensar la línea que divide
la ilusión con el oro de la cuna
que perdura por siglos y despide
rayos de luz mortuoria entre la hambruna.
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