A don Jorge Luis Borges
Salga del sueño, Borges, que me tienta
a entrar en su ceguera vespertina,
perdida, atemporal, en la rutina,
sin la verdad, la realidad que ahuyenta.
Siento dolor al ver, me desalienta;
no son suyos mis ojos, mas camina
con ellos frente al sueño y se reclina
a ver, en las penumbras, su alma en venta.
¿Qué muros hoy se hacen en los sueños?
¿qué oscuridad más próxima y oscura
arde y crepita y llora en el letargo?
¿qué necedad el sueño nos murmura
para envolvernos en sus redes? Dueños
los sueños de nosotros; sin embargo...
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