El toro que en pinceles se distingue
Está llorando en rojo sus lamentos,
y va cayendo lento entre tormentos
del odio desmedido que se extingue.
Ya veo en asador toda la pringue
y las orejas, rabo entre fermentos,
que triste ver un mundo de sangrientos
¡Hay manos esperando que se singue!
Algunos con pavor adoloridos
han resbalado cerca de su presa,
mas nunca se han sentido tan perdidos,
pues armas han nacido ya en su mesa
y están comiendo en fuego los vividos
momentos que a su esencia ya no besa.
(Pintura: la iglesia en peligro, Óleo sobre tabla de Jean Georges Vibert.)
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